Arquitecto, Isidro González Velázquez.
Es uno de los "Caprichos románticos" que Fernando VII encargó para los jardines del Buen Retiro. Se levantó para albergar una noria y una coleción de autómatas que representaban escenas andaluzas. Entre los personajes se encontraba un contrabandista que le dió nombre a la construcción.
En la actualidad se utiliza como sala de fiestas.
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